EPOC, enfisema

La EPOC, o enfermedad pulmonar obstructiva crónica, es una de las causas más frecuentes de muerte prematura, pero también es de las enfermedades más desconocidas por el público en general. Como las demás enfermedades que lideran la clasificación de causas más frecuentes de muerte (es decir, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer de pulmón), la EPOC está causada por el consumo de cigarrillos. En países asiáticos y, en menor medida, en Occidente, hay un porcentaje pequeño de pacientes con EPOC que nunca han fumado y que deben su enfermedad a alguna anormalidad genética, a asma severo persistente o a la exposición a tóxicos inhalados medioambientales (humo de leña, carbón etc).
En esta enfermedad se produce una obstrucción progresiva del árbol bronquial resultando en una dificultad respiratoria que va empeorando con el tiempo. En pacientes con un grado severo de la enfermedad el intercambio de oxígeno entre el aire respirado y la sangre se encuentra muy limitado, llegando a situaciones nada infrecuentes en las que se necesita tratamiento con oxígeno suplementario para sobrevivir.
La EPOC se puede manifestar de dos formas. Una en el que la alteración principal se encuentra en los bronquios, causando tos y expectoración crónicas. Este cuadro se denomina bronquitis crónica. El otro tipo de EPOC es el enfisema. A diferencia de la bronquitis crónica, el daño no se produce en los bronquios sino directamente en los alveolos pulmonares. Éstos, que son como celdillas de un panal de abejas, se van destruyendo generándose celdas más grandes y menos eficaces en su función principal (poner en contacto el aire inspirado con la sangre de los capilares para que se produzca el intercambio de oxígeno). Aunque no dañe los bronquios, también causa obstrucción en ellos. Esto es debido a que los bronquios se mantienen abiertos gracias a las fuerzas elásticas del tejido pulmonar que tira hacia fuera de sus paredes. Al destruirse el tejido pulmonar, se reducen estas fuerzas elásticas y, como consecuencia, se cierran los bronquios.
Sólo existe una forma de prevenir la enfermedad: evitar la exposición al humo del tabaco. Una vez establecida la EPOC, seguir fumando es como echar gasolina al fuego. La enfermedad avanza inexorablemente. Un problema a tener en cuenta es que, como tenemos más tejido pulmonar del que necesitamos para llevar una vida normal, hasta que no se reduce la función de forma muy significativa un fuamdor puede que no lo note. Y cuando comienzan a manifestarse los síntomas puede ser ya tarde. Desgraciadamente, un porcentaje considerable de pacientes con EPOC ven como su enfermedad progresa pese a abandonar el hábito tabáquico.
Acabo con un dato adicional importante. Tener EPOC, y más aún si es del tipo enfisema, aumenta considerablemente el riesgo de padecer un cáncer de pulmón.

1 comentario:

  1. Deberían Hacerse campañas insistentes sobre el tema. Hay enfermos de Epocs con oxigeno que siguen fumando y más de uno se incendió.

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