Dejar de Fumar

Un amigo mío bloguero me ha animado a que escriba un blog médico. Además, este amigo es fumador y me ha pedido que le ayude a dejar de fumar. Querido amigo, vaya el segundo post de mi blog por ti. Aunque seas el único que lo lea, si consigo ayudarte algo en el intento, lo consideraré un éxito. Espero que tú me ayudes a mí en esta aventura con tus comentarios y críticas.
Dejar de fumar es difícil, no hay duda, pero es mucho más fácil hoy que hace 25 años. Entonces salía al mercado el primer tratamiento específico para la deshabituación tabáquica, el chicle de nicotina. Hoy disponemos, además de una amplia experiencia en el diseño personalizado de tratamientos, de varios fármacos que han demostrado ser muy superiores a la mera fuerza de voluntad.
El bupropion (Zyntabac) es un antidepresivo que disminuye el “craving”, o deseo incontrolable de fumar (también de comer). En una minoría de personas produce efectos secundarios, pero aquellos que lo toleran obtienen resultados muy buenos. Una de las ventajas que tiene es que evita en gran medida la ganancia de peso que suele producirse al dejar de fumar.
La vareniclina (Champix) bloquea en el cerebro los receptores a los que se une la nicotina inhalada, impidiendo su efecto de estimulación sobre las neuronas. De esta forma el fumador no obtiene los efectos que espera después de cada calada y llega un momento en que el deseo de fumar disminuye considerablemente. Usando esta estrategia durante 3 meses, el fumador se va distanciando de los hábitos que le unían al tabaco, mientras el cuerpo se acostumbra a no necesitar nicotina. Produce muy pocos efectos secundarios y es muy efectivo.
La nicotina en forma de parches o chicles, sustituye al producto del tabaco que causa la adicción del fumador. Los parches se pegan a la piel durante 24 horas y administran una dosis continua de nicotina. Con este método se consiguen unas concentraciones de nicotina en sangre no muy elevadas, pero suficientes para evitar la ansiedad extrema que produce la falta de nicotina. En casos severos, se pueden combinar los chicles con los parches para emular los picos de concentraciones de nicotina que se obtienen con los cigarrillos.
En casos de adicción muy severa se recomienda con frecuencia la combinación de dos o más de estos métodos. Todos los tratamientos suelen durar tres meses, aunque en casos concretos se pueden prolongar más tiempo.
Es curioso como la gente, en general, es reticente a tomar “pastillas” mientras que no se para a pensar ni un segundo en que con cada calada del cigarrillo se inhalan más de 3000 productos químicos, la mayoría cancerígenos. ¿Quién no ha soplado el humo de una calada del cigarrillo a través de una servilleta de papel? Sólo con una calada queda una mancha marrón que asusta. Esa mancha representa una fracción minúscula de lo que se ha quedado en el camino desde la boca hasta los alveolos pulmonares según el humo del cigarrillo recorre las vías aéreas.
No voy a hablar de los efectos negativos del tabaco. Quizás algún día en otro artículo. Sólo quiero animar a quien esté pensando en dejar de fumar a que considere hacerlo con ayuda médica. Está demostrado, tras numerosos estudios con cientos de miles de personas, que con los tratamientos mencionados se consiguen resultados muy superiores que con cualquier otro método. No obstante, es importante estar decidido. Ningún tratamiento aporta fuerza de voluntad, tan necesaria incluso con los medicamentos descritos.
En cuanto a las diferentes terapias alternativas que se ofrecen, como la acupuntura, la hipnosis, algún que otro libro,… no han sido estudiados en ensayos clínicos. Es muy posible que sean efectivos, quizás por efectos placebo asociados a la determinación de un fumador que ha decidido dejarlo. Además, el pago de una tarifa siempre ayuda a tener algo más de disciplina, aunque sólo sea de forma transitoria. No digo nada en contra de estas alternativas. Cuando me preguntan siempre digo que lo importante es hacer el intento. Si unos está más cómodo con un método que con otro, adelante.
Después de un fracaso siempre hay tiempo, si el tabaco no nos lo impide antes, para intentar algún método diferente . Y que no se desanime nadie que fracase en el intento. Está demostrado que tras un fracaso las probabilidades de conseguir abandonar el hábito por completo en el intento siguiente aumentan considerablemente.
Por último, un comentario sobre el precio de los medicamentos (no tengo relación alguna con los laboratorios). Por muy caros que parezcan, mucho más se gasta un fumador en tabaco.
¡Ánimo!

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