Tos Crónica

La tos crónica es una de las causas más frecuentes de visita al médico. Se define como tos persistente de más de 3 semanas de duración y hay que distinguirla de la tos aguda producida por infecciones respiratorias, es decir, por los catarros comunes, en cuyo caso no suele durar más de 7 -10 días.
Es un síntoma que provoca mucha preocupación porque se suele identificar con cáncer de pulmón o con enfermedades infecciosas como la tuberculosis. Afortunadamente, la gran mayoría de las causas de tos crónica no son neoplásicas (cáncer) ni están causadas por infecciones. Aún así existe mucha confusión, incluso entre los médicos. No es infrecuente que un paciente acuda al especialista de Neumología tras haber recibido durante semanas o meses tratamientos diversos que incluyen múltiples járabes, mucolíticos, antibióticos, e inlcuso tratamientos “naturales” como la cebolla partida debajo de la cama o en la mesilla de noche, o hierbas recomendadas en el herbolario.
Cuando vemos en la consulta a un paciente con tos crónica, lo primero que nos interesa saber es si es fumador porque el tabaco es la causa más común. Dejar de fumar resuelve el problema en la gran mayoría de los casos. Si el paciente no es fumador repasamos la medicación que está tomando porque hay algunos fármacos que producen tos como efecto secundario. Los más comunes son anti-hiperetensivos de la familia de los IECAS o inhibidores de la ECA (Enzima Convertidora de la Angiotensina). Enalapril, captopril y, en general, cualquier medicamento con la terminación “pril” pertenecen a esta familia. Basta con cambiar el tratamiento de la hipertensión para que la tos desaparezca.
Una vez que hemos descartado el tabaco y los medicamentos como causas, el 95% de las veces la tos está producida por una de las 3 enfermedades siguientes: asma, reflujo gastroesofágico y goteo retronasal o postanasal.
El asma es una enfermedad muy común y conocida. Pero no es tan conocido que puede manifestarse solamente con tos persistente. No es necesario que produzca sibilancias (“pitidos” al respirar) ni disnea (dificultad respiratoria), síntomas más típicos.
El reflujo gastroesofágico no es menos común y se caracteriza por la incompetencia del esfínter entre el estómago y el esófago, lo cual permite que el ácido que se produce en aquél, ascienda por el esófago, llegando en ocasiones hasta la boca. La causa más común es la hernia de hiato, pero puede producirse sin que que haya una hernia. Generalente, aunque no siempre, se acompaña de sensación de ardor en el pecho, por detrás del esternón. Igual que ocurre con el asma, la tos puede ser la única manifestación del reflujo gastroesofágico.
El goteo retronasal es la caída de secreciones de la nariz o de los senos paranasales a la faringe. Suele ocurrir en individuos con sinusitis crónica o con rinorrea (secreción nasal) persistente. Suele producir también congestión nasal y alteraciones del olfato. El paciente describe una sensación de tener algo en la graganta que le obliga a tragar continuamente. Una vez más, la tos puede ser la única manifestación de este problema.
En resumen, la gran mayoría de las causas de tos crónica son sencillas de tratar y no son graves, pero no mejoran con jarabes, antibióticos ni con una cebolla en la mesilla de noche.