Ley Antitabaco

El otro día leí una noticia que decía que el próximo Presidente del Gobierno, D. Mariano Rajoy, tiene entre sus planes retocar la ley del tabaco recientemente aprobada para flexibilizarla. Me gustaría, si pudiese, pedirle al Sr. Rajoy que no cambie una de las mejores leyes, desde el punto de vista sanitario, que se han aprobado en décadas y que probablemente va a prevenir muchas muertes prematuras en los próximos años.  No quiero entrar en debates políticos. Comprendo que dicha Ley ha podido causar serios problemas al sector de la hostelería que, en medio de la crisis general que vivimos, ha visto cómo un porcentaje nada desdeñable de su clientela ha dejado de consumir en sus establecimientos por la prohibición de fumar. También entiendo que la Ley actualmente en vigor siguió a otra aprobada poco antes que obligaba a los hosteleros a invertir sumas importantes de dinero para separar zonas para fumadores y para no fumadores. Con la nueva Ley esta separación quedó obsoleta haciendo que la inversión no sirviera para nada.

Todo esto, y es posible que me puedan dar mil razones más, es comprensible y quizás debe de tenerse en cuenta a la hora de llegar a acuerdos de compensación con los hosteleros y con los estanqueros. Pero si hablamos estrictamente desde el punto de vista médico, y es lo que quiero hacer, la Ley es buena y protege a la población. Aquí también se me dirá que los gobiernos no deben proteger a los ciudadanos si ello menoscaba su libertad. Tampoco voy a discutirlo. Sólo puedo afirmar que esta Ley ha conseguido que en Guipuzcoa, por ejemplo, disminuya la venta de tabaco en un 15% (noticia publicada en el Diario Vasco del 21/11/2011). Si tenemos en cuenta que el tabaco es la causa de 3 de las 4 enfermedades que causan más muertes prematuras en la población, entonces es fácil entender cómo esta reducción es positiva. Y para que se hagan una idea, estas 3 enfermedades (infarto de miocardio, EPOC y cáncer de pulmón), causan en España unas 100.000 muertes al año, 30 veces más que los accidentes de tráfico.

No me cabe ninguna duda que la reducción en un 15% en el consumo de tabaco visto en Guipuzcoa será mayor según pase el tiempo por el efecto de contagio. En las consultas médicas han aumentado considerablemente las preguntas acerca de los tratamientos para la deshabituación tabáquica. España es de los países con tasas de tabaquismo más elevadas. En países como en los EE.UU hace 20 años que empezó el descenso en el porcentaje de adultos que fuman lo que se ha traducido en una disminución progresiva del número de muertes por las enfermedades antes mencionadas.

Espero que el Sr. Rajoy tenga todo esto en cuenta a la hora de poner en marcha su programa en temas de salud pública y deje como está una muy buena Ley.

Pánico al bisturí

Ayer a estas horas entraba en un sueño profundo inducido por la anestesia que con mimo me administraba la Dra. Paula Duque, para que el Dr. Gonzalo Mora me pusiera en orden mi maltrecha rodilla. No han pasado 24 horas y estoy en casa escribiendo estas líneas. 


Hace muchos años, con 16, me intervinieron los dos tobillos por problemas de ligamentos. El recuerdo de las primeras 24 horas tras la cirugía no se me olvidará nunca por el intenso dolor, las náuseas y los vómitos. El resultado de aquella cirugía fue magnifico, pero prometí que nunca más entraría a un quirófano para una cirugía electiva. 


Pues bien, queda incumplida mi promesa, y me alegro de ello. Al despertar ayer sentí una ligera molestia en la rodilla, pero en seguida me pusieron una perfusión endovenosa continua de analgésicos, con algún opiáceo en el cocktail, y no volví a sentir ningún dolor, ni tan siquiera molestia. A las 6 horas del "cierre de suturas", que así es como me lo dijo la enfermera, sonando más a azafata preparando el avión para despegar, me sirvieron la primera comida desde la medianoche anterior. Y me la comí como si se fuera a acabar el mundo. De hecho rogué que me subieran algo más porque el consomé y el yogur me supieron a poco. El sandwich mixto que siguió no tenía nada que envidiar al chuletón de buey que intenté que me sirvieran, solicitud que con buen criterio fue ignorada.


En definitiva, quiero con esta entrada ayudar a superar el pánico al bisturí a quien tenga una cirugía programada, o a quien esté evitando tomar la decisión de someterse a una intervención. Obviamente no hay que tomarse estas cosas a la ligera, pero con los avances en la anestesia y en el control del dolor, merece la pena si la cirugía va a aportar beneficios claros.


Por último, no quiero dejar de dar las gracias a los dos equipos médicos dirigidos con maestría por la Dra. Duque y el Dr. Mora, y un agradecimiento muy especial a las enfermeras, auxiliares y personal administrativo de la Clínica Universidad de Navarra, que hacen que una experiencia traumática se supere tan fácilmente.