Severiano Ballesteros

Desde hace tiempo estoy pensando en iniciarme en esto de los blogs. He investigado, he leído, he preguntado, pero no me lanzaba. Aún tengo dudas, sobre todo por dos temores: uno, que no interese, y otro, que no tenga tiempo.

Aunque mi blog será profesional y dedicado a la Medicina, mi primer artículo es un pequeño y humilde homenaje a una de las personas que más he admirado en mi vida: Severiano Ballesteros. Con él ha muerto un mito, un grande de verdad, un pionero. España le debe a Seve mucho más de lo que es obvio. Gran parte del desarrollo turístico de los últimos 25 años se ha hecho gracias al golf y a él. Pero a mí eso no me importa tanto. Me interesa su figura como campeón, como líder, como persona.

Seve creció sin muchas facilidades para jugar al golf. Él buscó las oportunidades. Trabajaba llevando la bolsa de palos a socios del Golf de Pedreña, club privado de difícil acceso. Cada momento que tenía libre lo aprovechaba para dar unos golpes a una bola con los palos que tuviese a mano. Por ejemplo, se dedicaba a dar golpes de precisión alrededor de un green con un hierro 3. Para los no iniciados, eso es como usar guantes de boxeo para tirar dardos al centro de una diana. Esto le ayudó a ser, según Tiger Woods, el golfista más creativo que ha jugado este deporte. Su tenacidad y disciplina, junto a su gran inteligencia, hicieron el resto.

En España no fue tan popular. Es más, se le tachaba de antipático. Sin duda era reservado, pero conociendo sus antecedentes, y el hecho de que en su tierra era donde menos reconocimiento encontraba, no era sorprendente. Incluso podía entenderse. Pero era una gran persona.

Permítanme compartir una anécdota personal. Un día nos invitaron a jugar al Club de Pedreña, y mi mujer, a la que no le gusta el golf, y menos aún, que le vean intentando dar infructuosamente a esa maldita bola, accedió sorprendentemente a jugar. Se disponía a dar el primer golpe cuando llegó un coche eléctrico que aparcó junto al Tee de salida donde ella se encontraba. Levantó la vista y vió que a cuatro metros escasos Seve la observaba.

No te vas a quedar allí” le dijo mi mujer a Seve. “Venga mujer, dale a ver qué tal” contestó él. Yo no sabía dónde meterme porque no dudaba que ella lo estaba pasando francamente mal. Hizo un swing y apenas rozó la bola de tal forma que salío en diagonal al Tee de salida, golpeó en una roca de adorno que había a no más de 5 metros, y volvió hacia atrás pasando a un metro de Seve. Este nos miró a todos y dijo, “esto sí que no lo había visto antes”.

Se bajó del coche, se acercó a mi mujer, que sin duda deseaba desaparecer en ese momento, y allí mismo le impartió una clase de golf ante la mirada atónita y envidiosa de todos. Mi mujer golpeó una bola bastante mejor que la primera, Seve aplaudió y se fue con una sonrisa. Ella nunca más jugó al golf, pero la grandeza de este hombre no se le olvidará jamás.

Seve, siempre estarás en nuestro corazón. Desgraciadamente ahora sí que recibirás el reconocimiento que merecías en vida, pero más vale. Por mi parte, sólo he lamentado que después de racinguista fueras culé y no merengue. Hoy, cuando se celebre el funeral por tí, Pedreña será la capital mundial del golf. Luego, esta tarde, estoy convencido de que, allá donde estés, harás tu característico gesto del puño cuando tu amado Barça se proclame campeón de liga, como si hubieses ganado tú otro grande, otra chaqueta verde.

Gracias y hasta siempre.

7 comentarios:

  1. Buena pluma: enhorabuena por el primer post

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  2. Me ha gustado mucho!
    Tu faceta de escritor era desconocida para mí y me ha encantado.

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  3. Animo Javier!! buen comienzo.
    Esperamos pronto mas.
    Carmen y Juanma

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  4. Ya has conseguido entrar en mi barra de favoritos!! No te creas que es facil llegar, pero es mucho mas dificil mantenerse en ella.. ;-)

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  5. Gracias a todos. Espero tener la disciplina para seguir. Los ánimoc ayudan.

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  6. Hola Javier que bien me ha parecido tu blog, espero que sigas escribiendo. Yo después de dejar el padel igual te copio la idea. Un fuerte abrazo

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