Mitos Médicos (I)

Es increíble el poder que tiene la información de la salud transmitida de generación en generación. O lo que algunos conocen como “la medicina de la abuela”. Gran parte de esta información no tiene base científica pero la gente se aferra a ella como si fuera un dogma. Y podría parecer algo anecdótico y de escasa importancia, pero hay muchas personas que condicionan su vida, y la de sus familiares, siguiendo precauciones absurdas. En una serie de artículos haré referencia a varias leyendas médicas, pero hoy me centraré en una con la que me enfrento prácticamente todos los días en la consulta: “el enfriamiento”.

No se pueden imaginar la cantidad de personas que hay que viven esclavas de su temor al frío. Unos cuantos ejemplos:

-       “Doctor, no puedo salir a la calle en invierno porque me resfrío”.
-       “Si entro en una habitación en la que esté abierta la ventana…, ¡ya está!, al día siguiente tengo catarro”.
-       “Si me coloco en una corriente, enseguida empiezo con el moquillo”
-       “Las bebidas frías me producen catarros”.
-       “No me baño en el mar porque me pongo mala”

Seguro que muchos de los lectores pensarán que parece mentira que un médico pueda atentar contra estas verdades. Y pensarán, como me dicen muchos, “no sé si será cierto o no, pero a mí las corrientes me matan”.

Quiero dejar claro con rotundidad que ni el frío, ni las corrientes, ni los cambios de temperatura producen catarros. Y por supuesto, tampoco los causan el aire acondicionado, las bebidas frías o el agua del Mar Cantábrico.

Los catarros son infecciones producidas generalmente por virus y, en ocasiones, por bacterias, microorganismos que son transmitidos de una persona a otra. Los virus no están en la habitación que tiene la ventana abierta. Ni están viajando en la corriente que se produce al abrir una ventana. Y por supuesto, no están en el agua de mar esperando ávidos a que un inconsciente se de un chapuzón. Los virus están en el aparato respiratorio de la persona que está enfrente, quien al hablar, toser o estornudar, emite millones de gotitas que quedan flotando en el aire, no mucho tiempo, y que nosotros inhalamos por la cercanía. También se transmiten al darnos la mano con alguien acatarrado o al compartir un vaso o un tenedor. Pero créanme que en la calle cuando hace frío, y si no hay nadie alrededor, no hay virus.

¿Por qué hay más infecciones respiratorias en invierno? Porque las condiciones climatológicas favorecen que las personas pasen más tiempo en interiores donde la propagación de los virus entre sujetos es más probable. Y además, hay algunos virus, como el de la gripe, que sólo aparecen en invierno. Esto es así en ambos hemisferios de la tierra, pero en zonas tropicales, el virus de la gripe, denominado virus Influenzae, puede estar presente todo el año. No obstante, hay multitud de virus y bacterias diferentes que pueden causar cuadros clínicos de infección respiratoria de vías altas muy similares al catarro común, y que pueden ocurrir tanto en invierno como en verano. De media, todos padecemos 2-3 infecciones respiratorias anuales. Al ser una media habrá algunos que tengan más y otros que tengan menos. Pero todos estamos expuestos a corrientes y bajadas o cambios de temperatura prácticamente a diario. Si esta leyenda fuera cierta, estaríamos acatarrados continuamente. Es muy fácil, y estadísticamente probable, haber estado expuesto al frío, a un cambio de temperatura, o a una corriente en las 24-48 horas anteriores al comienzo de un catarro. Pero nadie recuerda a la persona que estaba a su lado en el metro tosiendo y estornudando sin parar.

Curiosamente, esta leyenda del frío no tiene seguimiento en lugares como los países nórdicos o los EE.UU, donde las temperaturas bajan a cifras mareantes. Y les aseguro que los finlandeses no tienen más infecciones respiratorias cuando se bañan en agua helada tras sudar a altas temperaturas en la sauna. Lo hacen todos los días. Y no es que estén acostumbrados como dicen algunos.

Muchos pensarán que no he recibido la formación adecuada en este tema, pero siento decirles que están equivocados. Libérense de los temores al frío, a los cambios de temperatura, al aire acondicionado, y disfruten de un paseo a bajas temperaturas, eso sí, bien abrigados para no PASAR frío, o de un baño en el mar por muy fría que esté el agua. Y no dejen de comer helados o de echarle hielo a la bebida. Y si cuidan a personas mayores o a niños pequeños, les estarán eternamente agradecidos si no condicionan su existencia por sus temores.

2 comentarios:

  1. Otro mito aberrante es "Te drogan y te quitan los organos en la calle para el trafico de órganos" Sera Órganos de iglesia. Creo, aunque puede ser mito que esto afecta la voluntad de donar órganos

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  2. Querido Jerónimo, esta leyenda urbana no está tan extendida como que mojarse los pies produce catarros, pero sin duda algo que hemos oído con frecuencia. Gracias por el comentario. JZ

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