Información y Medicina 2.0

La explosión de las redes sociales está cambiando el día a día de muchas profesiones. Quizás donde más se manifiestan estos cambios es en el periodismo. Recientemente el Director de El Mundo, Pedro J. Ramírez, usuario de Tweeter desde hace no más de 2 meses más o menos, convocó a 100 tuiteros, entre los que tuve el honor de encontrarme, en la sede de su diario para hablar precisamente de la influencia que están teniendo las redes en nuestras vidas. La mayoría de los asistentes eran periodistas, pero había representantes de muchos grupos diversos, desde la Medicina (servidor) hasta las Fuerzas del Orden Público.
Claramente se pudo ver cómo las redes sociales y, en particular Tweeter, son ya parte del quehacer diario de muchos profesionales de la información. Y para los usuarios, estas nuevas formas de comunicación están suponiendo un cambio drástico en cómo recibimos la información. Las noticias y los análisis son más inmediatos, con las ventajas y los riesgos que ello supone. Por ejemplo, alguien le preguntó a Pedro J. acerca del riesgo que la exigencia de rapidez pueda tener sobre la necesidad de contrastar fuentes, riesgo que según él es real.
En Medicina estamos aún en los inicios de este boom. En los EE.UU. ya hay muchos hospitales y médicos que se aprovechan de estos medios nuevos para comunicarse con sus pacientes. En España este fenómeno se encuentra aún en la más tierna infancia. Varias son las ventajas, pero también hay que destacar los riesgos e inconvenientes.
Por un lado, los pacientes siempre anhelan tener un acceso fácil a su médico o, en su defecto, a un recurso médico que pueda proporcionar ayuda en cualquier momento. Tradicionalmente los médicos hemos establecido barreras y no hemos facilitado este acceso fuera de horas de trabajo. Por ejemplo, es raro que un médico le dé a un paciente su número de teléfono personal. Pero las redes sociales, en mi opinión, proporcionan esa inmediatez a la vez que permiten al médico mantener un control sobre su tiempo de comunicación. Además son medios de comunicación cómodos y directos.
En el lado negativo hay que destacar los riesgos de que pueda violarse la confidencialidad de los pacientes. Por ejemplo, una comunicación pública por Tweeter con un paciente sería intolerable y una clara violación de la ley (penal y deontológica). Pero usar estas redes para mantener una vía abierta siempre y cuando se permitan comunicaciones privadas, podría ser una opción. La pregunta clave es si estas comunicaciones privadas realmente lo son. Yo personalmente lo desconozco.
Un recurso potencialmente útil es el blog. Es una herramienta con la que los profesionales de la salud (enfermeras y médicos) pueden educar e informar a pacientes y a lectores interesados de forma periódica. Aquí también es preciso seguir muy estrictamente los límites de la confidencialidad. Por ejemplo, no sería correcto que un médico comentase la enfermedad de un paciente real, ni siquiera obviando sus datos personales. En los EE.UU. ya ha habido demandas y despidos de médicos por esta razón. Si existe la más mínima posibilidad de que alguien, aunque sólo sea una persona, pueda identificar al paciente, se está cometiendo un grave error y, probablemente, un delito.
En definitiva, el crecimiento exponencial de las redes sociales va a cambiar considerablemente la forma de trabajar de muchos profesionales en todo tipo de campos. El camino será rápido (no hay más que ver cómo crecen los seguidores de algunos periodistas), pero lleno de baches. Habrá que recorrerlo, pero con mucha precaución.
¿Qué opinan? Espero sus opiniones y experiencias.

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